Perlas del carácter de Dios
“Mas
el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”Gálatas 5:22
Hay
mujeres que tienen una personalidad atrayente y se pueden relacionar con toda
clase de personas;otras, se autodominan, aparentan ser amables, una alegría falsa, para tratar de
llevarse bien con la gente; otras, hasta toman clases de ética y buenas
relaciones personales para demostrar ser mujeres fascinantes y educadas; y las
hay que se convierten en analistas psicológicas, conocen las diferentes clases
de temperamentos para poder tener el control de la situación.
Todo
este esfuerzo es obra de la carne y no del Espíritu Santo.
En
situaciones como estas se nos presentan dos disyuntivas: las manejamos nosotras
en la carne o permitimos que el Espíritu Santo dirija esta relación.
En
la medida que dejemos que nos dirija el Espíritu Santo, el va produciendo todos
los frutos del Espíritu en nuestras vidas.
La
Biblia dice el fruto; no los frutos;
no podemos pedirle a Dios que nos dé mucho amor y gozo; pero, no quiero
paciencia y templanza.
Cada
fruto está ligado al otro como un collar de perlas, cumple su función cuando
todas las perlas están unidas; si se rompe en alguna parte, ya no será un
collar y no cumplirá su función; este es
el resultado del carácter piadoso de Dios.
Cada
fruto refleja el carácter de Dios mismo. Éste carácter piadoso lo produce el
Espíritu Santo, no tú.
Una
mujer de Dios procurará siempre traer el collar completo de perlas, usarlo para
la honra y gloria de Dios; no para lucirlo y alimentar su vanidad; alimentando
la carne que viene producto de tu orgullo y egoísmo.
Hermana querida,
siempre lleva las perlas del carácter de Dios en tu vida.
Cuentas malas en un collar de perlas
“Y
manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredaran el reino de Dios.” Gálatas 5:19-21
Encontramos
también cuentas malas, deformes, rotas, manchadas, sin brillo en un collar de
perlas; aunque no nos guste aceptarlo, muchas mujeres y en este grupo nos incluimos todas: casadas,
viudas, madres solteras y señoritas,
escogen adornar su vida con esta clase de cuentas.
Cuando veamos
que en nuestro collar de perlas cuentas como estas, necesitamos quitarlas de
inmediato y reemplazarlas por una perla
que agrada Dios.
¿Cómo hacemos
esto?
1.
Confesar nuestro pecado a Dios. El pecado, no
Generalizar:
¡Dios perdóname porque soy una pecadora!
¡No!
Eso no es lo
que Dios quiere, El quiere que confieses tú pecado: ¡”Señor confieso que he
sentido envidia por________; perdóname por desear lo que ella tiene, lo que le
diste y no por lo que tú me has dado! La honestidad es algo que a Dios le agrada, no le gusta la mentira.
2.
El único que puede limpiar nuestras transgresiones es
Dios. Necesitas que Dios te limpie de esta maldad, que saque esta cuenta mala
de nuestro collar de perlas. Efesios 4:30
“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios…” tu hieres al Espíritu
Santo cuando piensas, dices o haces algo que ofende a Dios.
Hay muchas
imitaciones de perlas; pero, con los años, la perla reluciente se deforma, se
opaca o quiebra, y lo que queda es una
fea cuenta colgando del hilo.
Puedes traer
un collar de perlas falsas, tratando de aparentar el carácter de la mujer de
Dios; pero, el tiempo se encargará de demostrar que no vives en el Espíritu,
solo es una apariencia.
Tu puedes
escoger un collar barato de cuentas que el mundo está ansioso por poner en tu
cuello para tu perdición.
Cada una de las perlas piadosas de Dios que formen tu collar hará la diferencia en tu vida y la de tus amores.