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jueves, 25 de agosto de 2011

¿Qué sucede en la mente y el corazón de un niño cuando sus padres se separan?






“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10


El impacto que produce la súbita condición de madre soltera, también puede sacudir su fe espiritual, que puede preguntarse: “¿Por qué permitió Dios que nos sucediera algo así a mí y mis hijos?
La verdad es que ¡Dios no tuvo nada que ver en ello! Aunque se necesitan dos personas para constituir un matrimonio, solo se requiere una de ellas para hacerlo trizas.
Dios bendice grandemente a las parejas que se comprometen en el matrimonio cómo él lo diseñó:
“Por tanto, dejara el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Génesis 2:24.
El plan de Dios para la crianza de los hijos tiene como marco la relación del compromiso mutuo entre sus padres biológicos. Dos primogenitores dedicados se apoyan, refuerzan y equilibran recíprocamente. Si usted se halla en la situación de madre soltera, ¿Puede vivir en paz? ¿Pueden sus hijos salir adelante, o están destinados a una vida de infelicidad?
La Biblia nos dice que Dios está con nosotros todo el tiempo, Ėl nos manda que nos esforcemos, que confiemos que todo va a salir bien; siempre y cuando permitamos que nos guie y proteja.
Los niños tienen una gran capacidad de adaptación, así que puede estar segura que tanto usted como ellos estarán bien y que en el futuro ellos podrán disfrutar de matrimonios estables y éxitos en sus vidas.
No queremos quitarle importancia a la responsabilidad que conlleva lograr que sus hijos con la ayuda de Dios puedan llegar y cumplir esa meta; que su visión de verlos bien casados y con éxito en su vida se logre un día.
¿Qué se debe hacer para llegar a esa meta tan anhelada?
“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardareis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.” Deuteronomio13:4.

El niño a raíz de la separación de sus padres, pasa por etapas que siguen a una desgracia: negación, ira- negación, depresión y, finalmente aceptación; en cierto modo la pérdida de la presencia de su padre es comparable a la muerte, y los niños reaccionan a ella de manera similar.
Su aflicción puede manifestarse en forma de conmoción, de tristeza, y también de un sentimiento de vergüenza o abandono. Hay casos en que los niños muestran dolor físico, sin relación con ninguna enfermedad o lesión; su rendimiento escolar puede verse afectado, y algunos niños llegan a mostrarse agresivos hacia sus compañeros, incluso hasta con su propia madre.
Esto no significa que usted debe justificar su conducta inapropiada, sino debe establecer ciertas reglas amorosas que les enseñen a dominar sus emociones. Uno de las manifestaciones de aflicción más grande en el niño es que se sientan culpables, pensando que algo que ellos hicieron – o no hicieron− fue la causa de la separación de sus padres.
Debemos preparar nuestro corazón; No gastar nuestras energías deseando tener un hombre a nuestro, lado solo para sentirme acompañada; sino, desear conocer más de Dios; aprender de su palabra, y hacer su voluntad; y poder transmitir a sus hijos sus verdades.
Reemplazar cualquier debilidad que tome de nuestro tiempo, que impida poder tener una comunicación fluida y constante con los niños; ellos necesitan una rutuna de horarios; que las presiones del trabajo y todas las ocupaciones no sean un obstáculo para que ellos puedan confiar en que siempre tendrán a su mami para consultar y que los escuche. Es importante un tiempo especial con ellos, mantener la casa limpia y ordenada, es bueno, pero es más importante aún dedicar un tiempo a sus hijos.
Si no es posible que el padre del niño esté presente en su vida, asegúrese que haya una figura o figuras estables, responsables y amorosas; pueden ser el pastor de su iglesia, abuelos, tíos, hermanos mayores; lo ideal es que los familiares conozcan de la palabra de Dios y asistan a la iglesia junto con ellos, de lo contario, el mejor ejemplo y orientación que puedan recibir la tendrán de su pastor.
Vivir una vida piadosa y dependiente de Jesús, nuestro esfuerzo como madre debe estar centrado en caminar y tener una vida recta, eso nos permitirá ORAR por la vida de nuestros hijos, su salvación, y que puedan honrar a Dios con sus vidas.
Tener siempre presente que los hijos que Dios nos da, no son nuestros, somos las administradoras de sus vidas; que podamos entrenarlos para que sirvan al Señor; que glorifiquen a Dios; que la obediencia es el secreto de la felicidad y el éxito en sus vidas. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” Proverbios 1:7ª
Debe representar para cada madre un privilegio enseñarle la palabra de Dios a sus hijos; ellos necesitan ver en esa madre una mujer obediente al pastor, a los líderes de la iglesia, a las autoridades y, a Dios en todo.







El mundo, la vida secular, recomienda que le permitamos a nuestros hijos tomar decisiones con respecto a sus vidas; no permita que ellos vean en usted una persona igual a ellos, no caiga en la trampa de la familiaridad, de verlos como iguales y que ellos la vean como su amiga de la escuela; es probable que usted se sienta sola y necesite compañerismo; no cometamos el error de muchos padres que bajo la influencia del humanismo no le han dado importancia a trazar límites claros y firmes, por lo que tienden a hacer lo mismo. La Biblia es clara y advierte sobre los peligros que enfrentan los padres cuando no establecen límites basados en el amor y el respeto a Dios; tarde o temprano estas madres cosecharán hijos frustrados, inseguros, exigentes e indisciplinados, “El hijo necio es pesadumbre de su padre, y amargura a que lo dio a luz” Proverbios 17:25.

Es esencial amar, educar y cuidar todo el tiempo, y disciplinar cuando es necesario; la crianza de los hijos por la madre soltera puede ser un éxito; claro que habrá muchos desafíos y pruebas; pero, Dios, quiere ayudarle a superar cada uno de ellos. Debemos pensar en su promesa: ... siempre te ayudaré, siempre te sustentare con la diestra de mi justicia; aunque otras personas traten de desanimarnos, hay alguien que jamás dejará de cumplir sus compromisos con nosotros: Dios.
Nosotras podemos depender de Ėl, solo que, esto exige reciprocidad; es decir, Dios quiere ver una a madre obediente y fiel en todo.
Si nos mantenemos fieles a nuestro Dios, podemos tener la plena seguridad que sus promesas siempre se cumplirán y siempre estará dispuesto a escucharnos, respondernos y ayudarnos.




1 comentario:

  1. MUCHO GUSTO ME ENCANTA SU PAGINA MUY EDIFICANTE...ME ENCANTARIA SI ME VISITA A MI BLOG UN DIA..SOY DE LA REPUBLICA DOMINICANA RESIMOS MI ESPOSO Y YO EN HOLANDA..DIOS ME LA BENDIGA ..

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