sábado, 1 de enero de 2011
La libertad bíblica
En este año que inicia, busquemos de todo corazón hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas. Cada meta que nos trazemos, tenga como objetivo a agradarle y servirle.
De todo corazón les deseo un feliz añ0 2011.
La sabiduría y la fortaleza solo viene de nuestro Señor Jesucristo, nuestro divino Salvador.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Gálatas 5:1
Toda verdadera liberación empieza de esta manera: Lo más importante de una mujer es lo que cree acerca de Dios. Si insiste en satisfacer sus propias necesidades y depender de sus propios recursos, está encerrada en la pequeñez de sí misma. Si por el contrario, cuando se acerca a Dios, le permite ser el Señor de su vida y confía en que el actuará a su favor, todos los recursos de Dios están a su disposición, y del interior de su corazón fluirán ríos de agua viva.
Encontrarse con Dios e iniciar con él una relación personal, no es lo mismo que ser religiosa. Hay mujeres fanáticamente religiosas que no conocen a Dios. Pueden experimentar profundos sentimientos emocionales que las hacen sentirse muy bien; su concepto de Dios las estimula y afirman creer en él. Algo falta, La voluntad. La persona total, el deseo de someterse al Dios eterno, y santo; un encuentro personal con Dios, un compromiso irrevocable y transformador, que nos lleva a la verdadera liberación espiritual.
Cuando esto sucede en una mujer, ella sabe quién es, a quién pertenece y de donde procede y, lo más importante, sabe a quién debe servir. No se enreda en las corrientes humanistas, y tampoco acepta el sentimiento de inferioridad en su vida.
El triunfo no siempre se logra con bombos y platillos; a menudo nace calladamente en el corazón de una mujer que no permite que las circunstancias de la vida la destruyan como persona. Cambia lo mundano y lo trivial, por la bondad y el amor a Dios de manera que en todas las situaciones que se le presenten y enfrente, lo proyectará siempre a los demás.
¿Dónde te encuentras tú?, ¿Son las circunstancias las que dominan tu vida o es el amor de Dios?
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