martes, 1 de febrero de 2011
Pensando en nosotras mismas
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 10:5
La mayoría de nosotras, pensamos en nosotras mismas cuando estamos en problemas; cuando queremos tomar decisiones, todo nos incita a pensar en nosotras mismas: mis horarios, mis cosas, mis planes; mi, mi, mi, es el eterno pensar y decir.
Necesitamos entender que lo que el mundo piensa no es lo que Dios quiere que hagamos, por ejemplo: El mundo nos dice, si quieres tener mucho dinero tienes que guardarlo, Jesucristo te dice debes compartirlo.
El mundo dice si quieres ser una buena líder debes pasar por encima de la gente, Dios nos dice si quieres ser grande debes ser sierva.
Si quieres ser respetado el mundo te dice exáltate a ti mismo, Dios te dice, humíllate.
Si quieres tener la aprobación de los demás el mundo dice párate fuerte, pelea por tus principios; el Señor te dice se humilde con un corazón tierno.
El mundo te dice "Si me amas... demuéstramelo”, Dios te dice, espera en mí, la atracción sexual no es el núcleo del verdadero amor; Yo soy el verdadero amor.
Lo que quiero decir es que el mundo nos está enseñando a buscar egoístamente las cosas para nosotras mismas; en Cristo es diferente, te estás sacrificando por los demás.
Existen diferentes formas de demostrar el amor hacia nosotras mismas y hacia otras personas, cuando nos comportamos de esta manera, egoísta y vanidosa, estamos demostrando una falta de amor hacia nosotras y los que están a nuestro alrededor que nos aman.
Pensar en otros y no en mí misma, es lo que Dios espera de ti y de mí; que estemos dispuestas a dar lo que tenemos a cambio de nada.
Jesús al morir en la cruz, lo demostró, y nos lo dejó como un regalo para que lo tomáramos gratuitamente.
Como madres solteras, se hace difícil que estemos dispuestas a compartir, y a pensar en otros, por la misma situación en la que nos encontramos; muchas son las razones por las que nos encerramos en nuestro mundo de desolación y soledad, producto del sistema en el que vivimos; “no podemos salir adelante porque no tenemos un esposo que nos atienda y mucho menos nos sostenga económicamente”, ese es el pensamiento que el mundo trata de vendernos y lo demuestra marginando cada día más a la madre soltera que por no tener una profesión o trabajo digno, no tiene derecho a las comodidades que el mundo ofrece.
Muchas, al pensar en nosotras mismas, cometemos los errores más grandes de nuestras vidas, sobre todo cuando se trata de la parte sentimental; es cuando decimos que tenemos derecho a tener un esposo, sin medir las consecuencias de estos actos.
Podemos enumerar unos elementos básicos del amor para que podamos pensar en otro primero y ser bendecidas con lo que esperamos sea el verdadero amor: el amor implica cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento
Estos cuatro elementos sumamente importantes, definen al amor:
1. El amor implica cuidado: El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos, cuando falta tal preocupación activa no hay amor. Preocuparse por el crecimiento de la otra persona en todas las áreas de su vida es muy importante. No debemos dedicarnos a crecer sólo espiritualmente, también debemos velar por el crecimiento intelectual y social. Una relación que te aparta de los demás no es una buena relación.
2. El cuidado y la preocupación implican otro aspecto del amor, el de la responsabilidad. La responsabilidad es un acto enteramente voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades de otro ser humano, ser responsable significa estar listo y dispuesto a ‘responder'. Responder en beneficio de la relación. Responsabilidad no es negarse todo, sino actuar pensando en las consecuencias que pueden resultar de tus actos.
3. Un tercer componente del amor es el respeto, la capacidad de ver a una persona tal cual es. Respetar significa preocuparse porque la otra persona crezca y se desarrolle tal como es, de tal manera que buscamos que la persona amada crezca y se desarrolle por sí misma, en la forma que le es propia y no para servirme.
4. Respetar a una persona sin conocerla no es posible en términos del amor. Conocerla implica interesarse en la otra persona, averiguar sus cualidades, virtudes, defectos y entender por qué es como es. En la medida que más conoces a alguien más la amas. Conocer a alguien no es cuestión de unas horas o unos días, es cuestión de toda una vida.
Dios nos conoce muy bien y sabe lo que necesitamos; él, mejor que nadie, es el ejemplo verdadero del amor. En base a este concepto del amor, es que debemos empezar una relación. Nunca, nunca, existió ni existirá en Dios, el pensamiento: “yo primero y después los otros”.
La Biblia habla en 1 Corintios 13:4-7, del perfecto amor, la perfecta formula que Dios nos dejó para pensar en otros primero que en nosotras, no es un mito, una leyenda y mucho menos un cuento de hadas, es el perfecto amor.
Lo que el amor es y hace:
1. Es sufrido, sabe soportar las ofensas y sabe esperar en el Señor quien enderezará lo torcido.
2. Es benigno, es bondadoso, no es desconsiderado, busca ayudar, es constructivo, bendice cuando le maldicen, ayuda cuando le hieren, demuestra ternura.
3. Se goza de la verdad, sabe disfrutar de lo que es bueno y agradable a los ojos de Dios.
4. Todo lo sufre, no es rebelde, sino fuerte; cubre más que expone los errores de los demás.
5. Todo lo cree, no es suspicaz ni cínico, busca la explicación que muestre lo mejor de otros.
6. Todo lo espera, no es desconfiado ni se desespera fácilmente, es paciente sabiendo que todo tiene su tiempo.
7. Todo lo soporta, es invencible frente a todos los problemas y dificultades, su corazón está confiado en Dios.
8. Nunca deja de ser, es para siempre no sólo de momento. Es leal, fiel y sincero.
Lo que el amor es y no hace:
1. No tiene envidia, no es celoso del éxito de otra persona, por el contrario se alegra con los éxitos y logros de otra persona, y le ayuda aún a lograrlos.
2. No es jactancioso, no es presumido, sabe ser humilde de corazón. No es autosuficiente, reconoce sus limitaciones y busca desarrollarse con humildad.
3. No se envanece, no es orgulloso, no trata de impresionar y ser el centro de atracción.
4. No hace nada indebido, no es grosero, ni busca de hablar términos en doble sentido, por el contrario es cortés
5. No busca lo suyo, no es egoísta, ni busca satisfacerse primero antes que a otra persona, sino que se olvida de sí mismo.
6. No se irrita, no se enoja, sabe tener dominio propio, aprende a tratar a las personas con amabilidad, sabe tener un buen temperamento.
7. No guarda rencor, no es vengativo, sabe guardar su corazón de toda malicia, es generoso, sabe pedir perdón y perdonar.
8. No se goza de la injusticia, no disfruta aireando los pecados de otra persona, por el contrario busca hacer justicia.
Dios tiene un plan divino con cada una de las madres solteras que dedican su vida a servir a Jesús como su esposo celestial; que no hay en ella una queja, si por el momento no la dirige al matrimonio; pero, que se dedica a difundir las buenas nuevas de la salvación, demostrando a todos que Cristo es su ejemplo perfecto y su compañero fiel; no malgasta su vida en quejarse y descuida la obra del Señor porque no está casada.
Que no tiene envidia, ni siente rencor por aquellas mujeres que están casadas, sino que más bien se esfuerza por aligerar sus cargas al ayudarlas en el trabajo; y por último, que haya satisfacción en ser una madre espiritual y en tener hijos espirituales.
Es el perfecto ejemplo de pensar en otros y no en nosotras, síguelo y recibirás las recompensas que tanto deseas.
Dios te bendiga,
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