¡Lleva la Luz!
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz no hay ningunas tinieblas en él.”
I Juan 1:5.
A la mujer ya sea madre soltera, casada, viuda o divorciada; se le abre la oportunidad de llegar a ser más de lo que es ahora; mayor autodisciplina, metas más elevadas, con más amor, una vida más significativa, un estilo de vida mejor dirigido. Sin embargo, si eres hija de Dios, por la fe personal en Cristo, Dios espera que andes en la luz.
La luz expone, por lo que a veces preferimos andar en tinieblas, porque expone la oscuridad que hay en nosotras; como también ilumina lo que somos. No vemos sombras, vemos realidad.
Yo veo lo que soy en realidad al andar en la luz; no tengo que probar nada acerca de mí misma; puedo ser yo misma. Se ha quitado la muralla que había entre Dios y yo; estas murallas también se han derrumbado entre otros y yo.
Me puedo aceptar mi misma porque Dios me ama. Puedo amar a otros porque me ha aceptado tal como soy.
El amarnos a nosotras mismas es imprescindible si hemos de amar al prójimo. Jesús dijo: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El mundo está lleno de mujeres que pretenden amar a las personas sin haberse aceptado ella mismas, y sin haber recibido el perfecto amor de Jesús que es el que nos permite amar sin condiciones.
¡No nos ofendemos diariamente porque Cristo cada día nos dice lo que valemos para él!
“Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como el está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” I Juan 1:6-7.
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