“PUEBLO…QUE DIVAGA DE CORAZÓN…”
Sal. 95:8-11
“No
endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, como en el día de Masah en el
desierto, donde me tentaron
vuestros padres, me probaron, y vieron mis obras.
Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que
divaga de corazón, y no han
conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi
reposo.
DIVAGAR. (RAE)
Hablar,
escribir o pensar desordenadamente, sin ajustarse a un tema determinado y sin
tener un objetivo para el discurso. Apartarse del asunto principal sobre el que
se habla o se escribe.
SINONIMOS
vagar, errar,
vagabundear, merodear.
desviarse,
dispersarse, enredarse, desorientarse.
DICCIONARIO BÍBLICO STRONG
Raíz primaria; vacilar, i.e. remolonear o desviarse (literalmente o
figurativamente); también causa de ambas: apartarse, descarriar, desviar, -se,
divagar, engañador, engañar, entontecer, errante, errar, extender, extraviar,
-se, fidelidad, iluso, inducir, pasmar, estar perdido, tambalear, vagabundo,
vagar.
OTROS:
Tambalearse (Isa
19:14).
2)
Engañarse a sí mismo (Job 15:31; en lugar de נִתְעָה léase נִתְעֶה).
HIFIL:
1)
Hacer errar (Isa 3:12).
2)
Dejar que alguien se extravíe (Isa 63:19).
3)
Hacer que alguien salga errante (Gén 20:13).
4)
Engañarse a sí mismo (Lit., “engañar a su alma”). En Jer 42:20 la RVA traduce:
“Os
habéis descarriado a costa de vuestras propias vidas”. Quizás sea mejor
traducir:
“Os habéis engañado a vosotros mismos.”
Divagar
también puede referirse a alejarse del asunto principal o
central de una charla o de un discurso. En el lenguaje coloquial, se dice que quien
divaga se “va por las ramas”.
Distintos estudios e investigaciones se han llevado a cabo en torno a divagar. Y precisamente uno, realizado por la Universidad de Harvard, ha venido a indicar que las personas que más divagan son menos felices. Y es que la divagación influye más directamente sobre su estado anímico que sobre la labor que está desarrollando mientras ella se lleva a cabo.
Se considera que para
evitar perder el tiempo divagando, una persona tiene varias medidas que puede
llevar a cabo:
Detectar qué es lo que provoca que su mente empiece a pensar en otras cosas o dé rodeos.
De la misma manera, se
considera que es necesario descansar y dedicar tiempo a tareas que realmente
gusten.
Se considera que es útil
cerrar los ojos y pensar en otra cosa, así como tener buena actitud.
Algunas veces, intentamos hacer algo y fracasamos porque tenemos un corazón dividido o indeciso. No resolvemos hacer algo de veras. Navegamos en la arena movediza de la indecisión, sin determinar nada. Después de haber decidido algo, nos preguntamos, ¿Debo yo? ¿O no debería ir adelante? ¿O más bien, debería retroceder un poco o no hacer nada?
1. ¿Cómo evitamos divagar? 1 Co. 2:16 “…Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo.”
Ga.2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Tener la mente de Cristo nos impide ser inconstantes; nos da
consuelo y nos llena de convicción. Nos ayuda a superar las situaciones más
difíciles y encontrar las respuestas buscando agradar a Cristo. Cuando nuestro corazón se opone a hacer lo
correcto llevándonos por caminos de pecado; estamos divagando entre lo bueno y
lo malo. Estamos poniendo en juego nuestra fidelidad a Dios y perdiendo nuestro
testimonio.
¿Por qué divagamos?
a.
Porque yo soy primero, segundo y tercero.
Ponerse en primera persona siempre, olvidando que, Cristo vino
por otros, no por él, impide que podamos ser perlas de gran valor, como él; no
podemos ser como Cristo, Ef.4:13 “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo.” Las reglas se hicieron
para cumplirlas; le decimos a nuestros hijos que debe seguir las reglas que les
enseñamos; pero, nosotras no podemos seguir las reglas que Dios nos da.
Entonces, divagamos entre la verdad y lo que nos conviene. Lo
prohibido, se vuelve un juego de azar, cara o sello; lo hago, o no lo hago,
estamos divagando, buscando una forma para rodear la verdad que no nos
gusta. Estamos engañándonos a nosotras
mismas; en la medida que comprendamos, y apropiemos la única verdad que Dios no
desea nuestro mal, sino lo contrario; podremos obedecer con gozo y seguir sus
reglas que no son gravosas. 1Jn.5:3 “Pues
este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no
son gravosos.”
No nos comportemos como niñas malcriadas, seamos
maduras en nuestro actuar, teniendo siempre presente que servimos a un Dios de
amor, que lo dio todo por nosotras sin vacilar.
b.
Nos gusta lo
bueno, sin importar sí, es o no, en la voluntad de Dios.
No me malinterprete, querida hermana; no es malo tener comodidades y
recursos; Dios nos puede dar eso y mucho más de lo que tenemos.
Lo peligroso está, en cómo llegan esas comodidades a nuestras manos; qué precio se tuvo que pagar para que podamos disfrutar de bienes materiales, que, en vez de ser una bendición, serán un tropiezo a nuestra vida cristiana.
¿Estamos divagando? Jer. 42:20-21 “¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Pues vosotros me
enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro
Dios, y haznos saber todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, y lo
haremos. Y os lo he declarado hoy, y no habéis obedecido a la voz de
Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros.”
Trabajar no es malo, Dios así lo
manda; lo que no aprueba es que, lo hagas en horas y días que le pertenecen él.
Los tiempos son del Señor, por lo tanto, debemos buscar su aprobación o su
negación en los trabajos que tenemos.
Debes preguntarte ¿a quién estoy
agradando: a Dios, a mis deseos carnales, mis intereses? ¿El tiempo que uso es
para servirle a Dios, o para servirme del tiempo?
c. Pensamos
que no va a pasar nada, si seguimos divagando en nuestros corazones.
Nos apartamos del camino principal, nos apartamos de la razón
principal que es seguir y servir a Cristo.
Un estudio reciente hecho en la universidad de Harvard, demostró
que, los análisis de desfase temporal realizados por
los investigadores apuntan a que la tendencia a divagar y deambular de la mente
era en general la causa y no la consecuencia de la infelicidad de los
sujetos.
Los
científicos, comprobaron lo que Dios ha dicho desde el principio:
Jeremías lo dice de esta manera “Os habéis descarriado a
costa de vuestras propias vidas”. Quizás sea mejor traducir: “Os habéis engañado a vosotros mismos.” Se han dejado
llevar por lo más fácil, en pocas palabras dejaron que el Diablo los usará, se
convirtieron en presas fáciles de él.
Convertirnos en perlas de gran valor, requiere de mujeres fuertes que no divaguen en su corazón, que sean fuertes en la oración; que lean fielmente la Palabra de Dios; que se vistan con los frutos del Espíritu Santo; todo esto resultará en una mujer que camina con Dios. Su corazón está cultivando todo lo que la Palabra de Dios le dice debe hacer. Un corazón que no divaga toma cautivos sus pensamientos, sentimientos y acciones y los examina a la luz de la Biblia.
Dios requiere un corazón comprometido y
resuelto que no vaya como una hoja llevada sin rumbo por el soplar del viento. Stg. 1:6 “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es
semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra.”
Cuando te enfrentes a una prueba de la que crees no podrás salir, y tu corazón quiere divagar busca a Dios en oración
Referencias:
Biblia, Reina Valera Revisión 1960. Editorial Broadman &Holman, Nashville, Tennessee.
Diciionario
Bíblico Strong. (2023). [Versión en línea]. Recuperado de https://www.bibliatodo.com/diccionario-strong/
Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española (RAE). [Versión en línea]. Recuperado de https://dle.rae.es/diccionario
SINC. (2023). La mente
no es feliz cuando divaga. [Versión en
línea]. Recuperado de
https://www.agenciasinc.es/Noticias/La-mente-no-es-feliz-cuando-divaga
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