martes, 7 de septiembre de 2010
El bordado
El bordado
Cuando yo era niña, mi madre acostumbraba hacer muchos bordados. Yo me sentaba en el piso a sus pies y, mirando hacia arriba, le preguntaba acerca de lo que estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando. Yo creía que lo que estaba haciendo estaba muy feo.
Mi madre sonreía, miraba hacia abajo y decía:”Hija, sigue jugando un rato y cuando yo termine el bordado te sentaré en mi regazo para que lo veas desde arriba”. Me preguntaba por qué ella usaba hilos de colores oscuros junto con los de colores claros y por qué todo parecía un revoltijo. Transcurrían algunos minutos y entonces escuchaba la voz de mi madre que me decía: “Hija, ven siéntate en mi regazo”.
Pues con prontitud yo subía y me sentaba en su regazo. ¡Qué sorpresa! Quedaba totalmente encantada al ver una bella flor o quizá una puesta del sol. Yo no lo podía creer, porque desde abajo se veía todo desordenado.
Entonces mi madre me decía: “Hija querida, desde abajo parecía todo un desorden, pero lo que tu no sabías es que por encima había un dibujo ya trazado. Ya había un diseño. Yo solo seguí el diseño; ahora, mirándolo por arriba, puedes ver lo que estaba haciendo”.
A través de los años, muchas veces he mirado arriba adonde está mi Padre Celestial y he dicho: “Padre, ¿Qué estás Haciendo? El me ha contestado: “Estoy bordando tu vida”. Yo le digo: “¡pero, a mi me parece un desorden, se ve tan desordenada; los hilos parecen tan oscuros! ¿Por qué no usas solamente los colores brillantes? Mi Padre parece decirme: “Hija mía, sigue ocupada en lo que te he encargado y algún día yo te traeré al cielo y te sentaré en mis rodillas para que veas el diseño desde aquí arriba.
No entendemos por qué pasan cosas en nuestra vida, solo debemos dar gracias a Dios y esperar en Él, y un día podremos ver el diseño que tiene preparado para nuestras vidas.
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